El Mirandés sobrevive a la trampa de Santa Ana

El choque daba comienzo con mucho ritmo y balones directos, tanto a banda como buscando a las referencias ofensivas mediante juego directo. El Mirandés trataba de dominar el cuero, sin demasiado acierto, y el cuadro aragonés permanecía apostado guarecido cediendo los carriles y sumando muchos efectivos en el carril central. De hecho, fue el Utebo el primero de los dos conjuntos en probar suerte, en el minuto 8, pero la volea con pierna izquierda de Marín se marchaba muy desviada de la portería defensiva por Luis López.

Los locales habían entendido a la perfección el planteamiento de la eliminatoria. Juego directo saltando a la medular rojilla en fase de proposición y repliegue con salidas rápidas, en caso de estar defendiendo. Los rojillos tardaron un cuarto de hora en encontrar las primeras sensaciones. Barbu, con un disparo desde el centro del campo, primero; Juan María y Moreno, sobre el minuto 20, protagonizaron tres disparos que no encontraron la meta de Joel.

Superada la media hora de juego, los de Lisci incrementaban el ritmo y adelantaban la línea de presión para tratar de embotellar al Utebo. Sin embargo, el cuadro aragonés supo cortar el ritmo al rival con varias faltas tácticas y desvíos a banda, logrando dormir el duelo. Así, en el 33, los locales volvieron a mostrar las garras con un lanzamiento de Toni que se marchó muy alto.

Todo llegaba en caídas y segundas jugadas hasta que, en el 42, cuando prácticamente todo el mundo miraba a los vestuarios, una gran combinación entre Suárez y Toni propició un peligroso centro raso del segundo que, con muy mala fortuna, Diego Moreno introdujo en su propia portería. Se adelantaban los locales, por lo que tocaba remar, y la marea azul comprendió rápidamente que debía de trabar aún más el choque para que se jugase lo mínimo. De esta manera se llegó al descanso.

A la vuelta de vestuarios, Lisci introdujo dos cambios para activar al equipo. Tomeo, en la medular, e Ilyas para dotar de verticalidad al sistema. Los rojillos dieron un paso adelante y, en el minuto 52, un gran centro al área de Lachuer fue bombeado por Godoy para que el propio Tomeo pusiera las tablas en el marcador. El centrocampista aragonés se estrenaba como goleador rojillo y el equipo recibió el tanto como una mochila de oxígeno.

Por el contrtario, los aragoneses también sintieron el mazazo y, durante los primeros veinte del segundo acto, sostuvieron los envites jabatos a duras penas. Ilyas pudo hacer el segundo en el 59, pero fue inteceptado en el último segundo por la zaga azul. el Utebo se deshacía como un azucarillo y su entrenador, Juan Carlos Beltrán, supoe verlo. Dos cambios en ambos carriles, Sarriegui y Azurmendi al campo para frenar las acometidas del rival. Y lo logró. Pero antes, en el 66, Iosifov dispuso de un mano a mano con Joel, pero el meta propiedad del Sporting de Gijón sacó el disparo del ruso, negado una vez más con la zamarra rojilla.

Con el paso de los minutos, los locales pudieron recomponerse y acabaron el encuentro mucho mejor que el Mirandés, todo ello a base de intensidad. Forcén, que salto al césped sintético de Santa Ana en el minuto 74, incluso mandó un tiro al palo en el descuento del choque. El partido se había vuelto loco y el Mirandés llegaba a la prórroga totalmente desdibujado.

Dicen del fútbol que es dinámica de lo impensado y, en un encuentro con tantos altibajos y alternancias de mandato, el cuadro de Miranda supo asestar el golpe definitivo cuando peor lo estaba pasando. Durdov, a la salida de un córner, supo aprovechar una prolongación en el primer palo para colocar el 1 a 2 en el marcador con un remate tan poco estético como efectivo. Gol de delantero. El equipo lo celebró en el fondo en el que se congregó una treintena de aficionados mirandesistas.

Los locales, con más orgullo que piernas, buscaron el empate con un remate de Sarriegui tras una falta botada desde cerca de la medular. El cansancio y la superioridad de la plantilla mirandesista comenzaba a notarse mucho en el campo. Los de Miranda jugaban a las cuatro esquinas, posesiones largas para cansar y desesperar al Utebo. Sin embargo, en el 105, el exmirandesista Nené se hizo con un balón en las cercanías de la portería rojilla y conectó un duro disparo con pierna izquierda que obligó a Luis López a realizar la estirada del día.

Ya en la segunda parte de la prórroga, los azules continuaron buscando generar peligro con balones largos, pero el Mirandés cereraría el choque con mucha solvencia. No quedaba físico y la montaña rusa dejó de funcionar. Los rojillos evitaron con lo justo la trampa del Utebo, que también pudo llevarse el partido, y siguen adelante en el torneo del KO.