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Ángel Garraza
Domingo, 29 de enero 2023, 19:17
La Liga del Mirandés es la de la permanencia en Segunda División. La de los dos últimos rivales ante los que ha hincado la rodilla es la que se juega por ascender a Primera. El conjunto rojillo aguantó casi una hora al Alavés ayer en Anduva, pero los fallos, principalmente del portero Alfonso Herrero en los dos últimos goles de los visitantes, condenaron al equipo a una derrota (1-3) ante la que en el tramo final del encuentro ya no tuvo capacidad de reacción. El larguero de Juanlu en el minuto 94 llegó muy tarde porque al partido le sobraron los últimos veinte minutos. El rival tiró de oficio a partir de entonces y, ayudado por los fallos de los locales, consiguió un triunfo que les permite mantenerse en la zona noble.
A diferencia de otras ocasiones, cuando los jabatos han intentado reaccionar (ante Las Palmas en Anduva, también con 1-3 en contra) los dos tantos seguidos conseguidos por los vitorianos acabaron por minar la moral de un bloque que ya no opuso resistencia en el duelo vecinal que volvió a Miranda casi siete años después.
El Municipal registró la mayor asistencia de público de la temporada, aunque ni mucho menos se llenó: 4.486 espectadores con presencia de más de 1.500 alavesistas. Casi 1.200 se ubicaron en el Fondo Norte y otros 300/400 permanecieron desperdigados por el resto de graderíos, salvo en el Fondo Sur, reservado para las peñas rojillas.
Buen ambiente, aunque en la afición mirandesista se notó, en líneas generales, una mayor frialdad que en anteriores partidos de esta índole, si bien su comportamiento fue una vez más ejemplar hacia el conjunto e hinchada visitante. Por parte foránea las continuas alusiones a las dimensiones del campo, más allá del rectángulo de juego, fue el único cántico discordante.
La presencia de Durán, jugador del Mirandés B, en el carril izquierdo por primera vez en Liga esta temporada, constituyó la principal novedad de la alineación al margen de las presencias de Herrero en la portería y de Michelis en el eje de la zaga en sustitución del lesionado Ramón Juan y del sancionado Barbu.
El futbolista del filial cumplió con nota. No solo no desentonó ni se le notó el salto de categoría, nada menos que de Tercera RFEF a Segunda División, sino que fue probablemente uno de los pocos destacados dentro del tono gris que exhibió el bloque, sobre todo los hombres que ocuparon las líneas ofensivas.
Los de García Plaza empezaron mucho mejor. Más metidos, ejerciendo una presión muy alta, tuvieron las mejores ocasiones en los primeros minutos ante un Mirandés en bloque bajo, entre otras razones, porque la consigna era evitar las transiciones del adversario. Sylla no llegó por poco a un balón y el exrojillo Guridi tiró con intención para provocar la intervención de Alfonso Herrero, que evitó el gol cuando no se habían cumplido ni 8 minutos. Los albiazules dominaban.
Diez minutos tardó el Mirandés en sacudirse ese control. Pinchi estrelló el balón en el larguero en una acción que no valía por fuera de juego. Era la primera vez que el equipo rojillo cruzaba a campo contrario. Tras una larga posesión de varios minutos, en los que el Alavés no tocó el cuero, Oriol Rey chutó alto. Tocaron con criterio.
Se trataba de un encuentro de dominio alterno. El Mirandés volvió a ubicarse en bloque bajo en los siguientes minutos tras tener la pelota en los diez anteriores. Una jugada de Rioja terminó con la pelota fuera y Jason, tras un robo en la salida de balón, disparó alto.
Sivera, el meta foráneo, tuvo que salir de su área para evitar que llegara Raúl –muy vigilado en todo momento, participó mucho menos de lo que en él es habitual. Pasó desapercibido– . No obstante, los mirandesistas no generaban peligro, simplemente porque no llegaban. El Alavés, ya tampoco.
Así transcurría el duelo, sin acercamientos relevantes ni por uno ni por otro bando, hasta que después de que Gelabert apretara en banda a Salva Sevilla, éste le regaló el cuero (en su única pifia) en un pase horizontal a Roberto López, quien después de soltarse un zurdazo 'marca de la casa' desde la frontal, desniveló la contienda para llevar la alegría a los hinchas rojillos.
Que, por cierto, duró muy poco. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando Jason, incorporándose desde atrás, metió el pie derecho en el área para salvar la salida de Herrero tras aprovecharse de un envío, medido, de Rioja. Empataron muy pronto. Vuelta a empezar a cuatro minutos del descanso y con toda la segunda parte por delante.
Arrancó como lo había hecho la primera: con la pelota en poder de los albiazules y con imprecisiones de los locales. Sin embargo, quien primero chutó, flojo, fue Juanlu.
Pero en lo que era una jugada atacante del Mirandés, un despeje de Guridi desde su área, propició que Oriol Rey, que cerraba en esa acción, cediera de cabeza a Herrero, quien primero midió mal la salida y después golpeó al aire cuando iba a dar al balón. Rioja marcó a placer.
Ese tanto pasó factura. En especial al meta porque cinco minutos después, tampoco salió de forma correcta a un balón colgado por los alavesistas y Toni Moya, desde 40 metros mediante un tiro que iba por el centro, puso el tercer tanto en el electrónico para los vascos en otro fallo del guardameta. No tuvo su tarde en el segundo periodo.
A partir de ahí, aunque quedaba tiempo para intentarlo, acabó el encuentro. El Alavés manejó los tiempos y pese a que Etxeberria movió el banquillo para dar entrada a Beñat, Llabrés, Nico Serrano –que reapareció–, David Vicente, que debutó como lateral diestro, y Jofre, nunca dio la impresión de poder remontar. Un trallazo de Juanlu en el 94 dio en el larguero, pero el duelo vecinal languidecía a favor de un cuadro visitante que fue mejor y, sobre todo, se aprovechó de los fallos.
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