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ángel garraza
Lunes, 28 de noviembre 2016, 22:58
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No existen datos, a día de hoy, ni sensaciones que inviten al optimismo. No se encuentran y eso, a cualquier aficionado rojillo le duele. Y mucho. Comprobar el retroceso sin frenos que sigue el Mirandés no es plato de buen gusto. Y lo peor de todo es que o cambia mucho la situación o no se atisba capacidad de reacción. El equipo la ha perdido por completo en función de lo que muestra en el cómputo global de los partidos. Las cifras, escalofriantes, no hacen sino justificar la actual situación que atraviesa el bloque de Terrazas, que ocupa la última plaza de la clasificación.
Hay tiempo para salir del pozo porque, como dice el entrenador, «ahora no importa el puesto en la tabla, sí los puntos», pero es que la dinámica que sigue en todos los aspectos invade de pesimismo el futuro del equipo. No hay nada de lo que se pueda echar mano para decir lo contrario.
El Mirandés suma, de media, un punto por partido (gracias a los contabilizados en las primeras jornadas). Eso dice la clasificación y la trayectoria tras los primeros dieciséis encuentros. De tal manera que si sigue por este camino, que tanto preocupa a sus seguidores, acabaría con 42 el campeonato. Ningún equipo ha logrado salvarse del descenso a Segunda B con esa puntuación.
Hay conjuntos, es cierto, que lograron al final la permanencia después de haber sumado solo 16 puntos a estas mismas alturas de competición; otros, sin embargo, no lo pudieron conseguir y están ahora en Segunda B y algunos que tenían una mejor puntuación en este tramo consumaron un descenso inesperado, pero el devenir de la escuadra de Terrazas en la Liga no permite realizar, a día de hoy, lecturas muy positivas.
El Almería logró salvarse fue el que marcó la permanencia con 48 la temporada pasada (seis más); Osasuna hace dos obtuvo la salvación con 45; el Alavés hace tres campañas sumó 51, el Guadalajara contabilizó 50 la anterior a esa (aunque acabó en Segunda B por cuestiones administrativas y económicas) y el Nástic, hace cinco cursos, con 49. Y así, sucesivamente. Ninguno se ha mantenido con 42.
La escuadra mirandesista es de las pocas en el mundo que utiliza un sistema, irrenunciable, basado en los tres defensas (no tres centrales y dos carrileros, como sí emplean otros equipos). Es un esquema ofensivo, con el que siempre se pretende marcar un tanto más que el contrario. Pues bien: lleva siete encuentros, más de 630 minutos, con solo un gol a favor. El que consiguió Pedro contra el Córdoba en la última comparecencia del equipo en Anduva. Una propuesta de carácter atacante que se traduce en una ínfima capacidad anotadora.
El contrario, en cambio, sí que anota en el marco del Mirandés. Da la sensación de que los adversarios necesitan hacer poco para perforar la meta rojilla. Tal es así que es el bloque más goleado de toda la categoría con 24 dianas. Supera en una al Numancia y al Elche, otros dos que se caracterizan por un flojo balance defensivo. Por todo ello, los de Terrazas presentan, con -8, la peor diferencia de goles de toda la Segunda División. El Nàstic, con -6, es el segundo que reúne unos datos más negativos en este sentido.
Ya se han jugado 16 choques, pero los rojillos solo han conocido la victoria en tres de ellos. Ninguno de los 21 rivales ha ganado menos encuentros. Solo el penúltimo, el Nàstic, y el Numancia, también en descenso, igualan este paupérrimo registro. Es un bagaje escaso de triunfos. El peor junto al que presenta el colista hasta este pasado fin de semana, condición que ha traspasado al Mirandés, solo que los de Tarragona van claramente de menos a más, y al que acumula el Numancia.
Algo no funciona
Un equipo que lleva nueve encuentros consecutivos sin conocer el triunfo, que ha sumado solo tres puntos de los últimos 27 en juego uno de 21, que emplea el sistema más ofensivo de toda la categoría pero solo ha visto puerta una vez en más de 630 minutos; que presenta el balance, en cuanto a goles, en estos siete últimos compromisos de 12-1 en contra y que solo planta cara durante 30-35 minutos a su oponente, pone de manifiesto que algo no funciona. Es una realidad por mucho que la intención sea echar balones fuera.
Nunca hasta ahora había permanecido tanto tiempo el Mirandés sin ganar un partido desde que milita en Segunda División. No se había dado el caso de estar nueve semanas consecutivas sin conseguir una sola victoria, que son las que lleva ahora. Había pasado por momentos malos, como en su primera temporada en la LFP, aunque por aquel entonces ganó 0-4 al Xerez en tierras andaluzas en medio de un inicio de campeonato en el que pagó la novatada de ser el recién llegado al fútbol profesional.
La campaña que terminó con el equipo descendido a Segunda B, aunque meses después recuperaría la categoría por los impagos del Murcia, estuvo siete semanas, las últimas siete jornadas, sin ganar.
Es el tramo, el actual, en el que peores registros ha hecho el Mirandés desde que juega en Segunda División. Aún hay tiempo para revertir la situación y la igualdad es tal que la diferencia de puntos es mínima entre muchos equipos pero se antoja fundamental que algo cambie en el funcionamiento del bloque.
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